Apocalipsis 1: 14 interpretación
“Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;”
Este versículo forma parte del primer capítulo del libro de Apocalipsis, en el que se presenta una visión que el apóstol Juan tuvo de Jesucristo. En este pasaje, Juan describe la apariencia de Jesús, que se le apareció con una imagen muy diferente a la que había conocido anteriormente.
La descripción comienza con la cabeza y los cabellos blancos de Jesús, que se comparan con la lana y la nieve. Esta imagen hace referencia a la pureza, la santidad y la sabiduría de Cristo, que se ha ganado al ser el Hijo de Dios. Además, el color blanco es un símbolo de la luz y la gloria divina, que Jesús posee en su totalidad.
En la segunda parte del versículo, Juan describe los ojos de Jesús como llamas de fuego. Este detalle también tiene un significado simbólico, ya que representa la omnisciencia y el juicio divino de Cristo. Como un juez justo, Jesús es capaz de ver a través de todas las mentiras y las injusticias, y su mirada es capaz de penetrar en el corazón de las personas para evaluar su verdadera intención.
En conjunto, este versículo nos muestra a un Jesús lleno de gloria y poder, pero también lleno de sabiduría y justicia. Es una imagen completa de la divinidad de Cristo y su papel como Redentor y Juez de la humanidad.
En el contexto del libro de Apocalipsis, esta visión de Jesús se presenta como un mensaje de esperanza para los cristianos perseguidos y oprimidos. Al recordar la grandeza y la autoridad de Cristo, los creyentes pueden encontrar consuelo y fortaleza en medio de la adversidad. Además, este pasaje también nos recuerda que, aunque Jesús es un juez justo, también es un Salvador amoroso que desea que todos los seres humanos se salven y conozcan la verdad.
En resumen, el versículo de Apocalipsis 1:14 nos presenta una imagen impresionante de la divinidad de Jesucristo. A través de la descripción de su apariencia física, se nos muestra su poder, sabiduría y justicia, y se nos recuerda que, aunque es un juez justo, también es un Salvador amoroso que desea lo mejor para todos los seres humanos.