Apocalipsis 1: 18 interpretación
“y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.
Este versículo revela una verdad fundamental sobre la identidad de Jesucristo. Él es el que estuvo muerto pero ahora vive para siempre. Esta declaración se refiere a la resurrección de Cristo, que es un evento crucial en la historia del cristianismo. La resurrección de Jesús demuestra su divinidad y poder sobre la muerte y el pecado.
Además, el versículo también destaca el hecho de que Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades. Esto significa que tiene control absoluto sobre ambos. La muerte y el Hades son los lugares donde las almas van después de la muerte, y Jesús tiene el poder de abrir y cerrar estas puertas. Esto significa que Jesús tiene el control final sobre el destino de cada persona.
La afirmación de que Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades también es importante porque muestra que Él tiene autoridad sobre todo lo que se relaciona con la muerte. Esta declaración es particularmente significativa en el contexto del libro de Apocalipsis, que habla sobre el fin de los tiempos y el juicio final. Jesús es el único que tiene la autoridad para juzgar a toda la humanidad y decidir quién entra en el reino de los cielos.
El versículo también es una promesa de esperanza para los creyentes. Jesús ha vencido la muerte y ofrece la oportunidad de vida eterna a todos los que creen en Él. Su victoria sobre la muerte significa que aquellos que están en Cristo no tienen que temer la muerte o el Hades. En lugar de eso, pueden tener la confianza de que estarán con Él en la eternidad.
En resumen, el versículo Apocalipsis 1:18 es una afirmación poderosa de la divinidad de Jesús y su autoridad sobre la muerte y el Hades. Es una promesa de esperanza para los creyentes y una advertencia para aquellos que rechazan a Cristo como su Salvador. Este versículo es un recordatorio de la importancia de la resurrección de Cristo y su victoria final sobre la muerte y el pecado.