Apocalipsis 2:18 interpretación
“Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:”.
Este versículo es parte de las cartas a las siete iglesias de Asia Menor en el libro de Apocalipsis, escrito por el apóstol Juan. Estas cartas fueron enviadas a través de mensajeros (representados como ángeles) a cada iglesia. La carta a la iglesia en Tiatira es la cuarta de las siete cartas y aborda las preocupaciones específicas que Jesucristo tenía acerca de esta iglesia.
Primero, es importante mencionar que Jesucristo se presenta a sí mismo como “El Hijo de Dios”. Esta afirmación enfatiza su autoridad y su posición divina. Como Hijo de Dios, Jesucristo tiene el poder y la autoridad para juzgar y corregir a las iglesias, y también para recompensar a aquellos que sean fieles a él. Además, la descripción de sus ojos “como llama de fuego” y sus pies “semejantes al bronce bruñido” resalta su carácter santo y justo. Estas características simbolizan el conocimiento y la autoridad de Jesús para juzgar los pensamientos, intenciones y acciones de las personas.
La iglesia en Tiatira era una comunidad cristiana que vivía en una ciudad conocida por su comercio y sus gremios de artesanos. La riqueza y la prosperidad de la ciudad se debían en gran medida a la producción de textiles y de metales, especialmente el bronce. Sin embargo, los gremios de Tiatira también estaban asociados con cultos paganos y prácticas inmorales, lo que presentaba un desafío para los cristianos que intentaban vivir una vida de fidelidad a Jesucristo.
En la carta, Jesucristo reconoce las buenas obras de la iglesia en Tiatira, su amor, su fe, su servicio y su paciencia (Apocalipsis 2:19). Sin embargo, también les reprocha por tolerar a una mujer llamada Jezabel, quien se hacía pasar por profetisa y enseñaba y seducía a los miembros de la iglesia a cometer inmoralidades sexuales y a participar en prácticas paganas (Apocalipsis 2:20). Es probable que “Jezabel” sea un nombre simbólico que hace referencia a la mujer malvada del Antiguo Testamento que llevó a Israel al pecado y a la idolatría (1 Reyes 16:31-33). En este caso, la “Jezabel” mencionada en la carta puede representar a una líder o a un grupo dentro de la iglesia que estaba llevando a los creyentes a comprometer su fe en Jesucristo para adaptarse a las prácticas culturales de Tiatira.
Jesucristo advierte a la iglesia en Tiatira que él juzgará a “Jezabel” y a sus seguidores por sus pecados y les dará tiempo para arrepentirse (Apocalipsis 2:21-23). También les anima a aquellos en la iglesia que no han seguido las enseñanzas de “Jezabel” a permanecer firmes en su fe y les promete que, si resisten y vencen, recibirán autoridad sobre las naciones y la estrella de la mañana, que simboliza la presencia y la aprobación de Jesús (Apocalipsis 2:24-28).