Apocalipsis 2: 6 interpretación
“Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco”.
Este versículo es parte de una serie de cartas que el apóstol Juan escribió a las siete iglesias de Asia. La carta a la iglesia de Éfeso comienza con una alabanza a la iglesia por su celo y fidelidad en el servicio a Dios, pero luego se hace una crítica. El versículo 6 se refiere a la crítica que Juan hace a la iglesia de Éfeso por tolerar las obras de los nicolaítas, que son aborrecibles para Dios.
Los nicolaítas eran un grupo de herejes que se habían infiltrado en la iglesia y que sostenían doctrinas erróneas. No se sabe mucho acerca de ellos, pero se cree que enseñaban que la idolatría y la fornicación eran cosas permitidas para los cristianos. También se cree que eran un grupo libertino que buscaba indulgencia para sus pecados y que se oponía a la autoridad de los líderes de la iglesia.
Juan les advierte a los cristianos de Éfeso que no deben tolerar las obras de los nicolaítas, porque son aborrecibles para Dios. La iglesia debe mantenerse fiel a la verdad de Dios y no permitir que se enseñen doctrinas falsas en su seno. La tolerancia hacia los herejes es peligrosa, porque puede llevar a la corrupción de la iglesia y alejarla del plan de Dios.
El versículo 6 es una llamado a la iglesia de Éfeso a mantenerse fiel a la verdad de Dios y rechazar las enseñanzas falsas de los nicolaítas. Es un recordatorio de que la iglesia debe ser santa y pura, y que no debe permitir que la corrupción se infiltre en su seno. La iglesia debe ser un testimonio vivo del amor y la verdad de Dios en el mundo, y no puede permitirse ser contaminada por enseñanzas falsas y herejías.
En resumen, Apocalipsis 2:6 es un versículo que llama a la iglesia de Éfeso a mantenerse fiel a la verdad de Dios y rechazar las enseñanzas falsas de los nicolaítas. Es un recordatorio de que la iglesia debe ser santa y pura, y que no debe permitir que la corrupción se infiltre en su seno. Es una llamado a la fidelidad en el servicio a Dios y a la pureza en la doctrina, para que la iglesia pueda ser un testimonio vivo del amor y la verdad de Dios en el mundo.