Apocalipsis 3: 12 interpretación
“Al vencedor le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que baja del cielo de parte de mi Dios; y también escribiré sobre él mi nombre nuevo.”
Este versículo es parte de la carta a la iglesia de Filadelfia en el libro del Apocalipsis. En este libro, se describen visiones de eventos futuros y finales, y se dan mensajes a las siete iglesias de Asia Menor.
En Apocalipsis 3:12, el hablante es Jesucristo, quien promete recompensas a aquellos que permanecen fieles y superan las pruebas y tribulaciones de la vida. La promesa de hacer al “vencedor” una “columna en el templo” de Dios puede entenderse como una metáfora de la estabilidad, la seguridad y el honor. En los tiempos antiguos, las columnas eran una parte esencial de un edificio, proporcionando soporte y estabilidad. Por lo tanto, convertirse en una columna en el templo de Dios significa que uno se convertirá en una parte integral del reino de Dios, disfrutando de su presencia eterna y de una posición de honor.
Además, la promesa de que “nunca más saldrá de allí” sugiere una seguridad eterna en la presencia de Dios, una promesa de salvación y vida eterna.
La frase “Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén” se puede interpretar como una señal de pertenencia y ciudadanía en el reino de Dios. En la antigüedad, los nombres eran muy significativos y a menudo representaban la identidad y el carácter de una persona. Por lo tanto, tener el nombre de Dios y de la nueva Jerusalén escrito sobre uno puede simbolizar una identidad transformada y una pertenencia al reino de Dios.
Finalmente, el “nombre nuevo” que Jesús promete escribir sobre el vencedor puede referirse a la nueva identidad que recibirán los creyentes en Cristo, una identidad que refleja su transformación y su relación renovada con Dios.
En resumen, Apocalipsis 3:12 es una promesa de Jesucristo a aquellos que permanecen fieles a él, ofreciéndoles seguridad, honor, pertenencia y una nueva identidad en su reino eterno.