Apocalipsis 3: 2 interpretación
“Sé vigilante y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios”.
Este versículo forma parte de una serie de mensajes que el apóstol Juan recibió de parte de Jesucristo para las siete iglesias de Asia Menor. En este caso, el mensaje está dirigido a la iglesia de Sardis.
En este versículo, Jesús exhorta a la iglesia de Sardis a ser vigilante y a afirmar las cosas que quedan, es decir, a fortalecer y consolidar lo que aún les queda de fe y obras. Jesús les advierte que estaban a punto de morir, lo cual puede referirse tanto a la muerte espiritual como a la posibilidad de que la iglesia desaparezca si no se arrepienten y cambian su actitud.
La razón por la cual Jesús les hace esta advertencia es porque no ha encontrado las obras perfectas delante de Dios en ellos. Esto significa que aunque la iglesia de Sardis aparentemente tenía una reputación de estar viva, en realidad estaba espiritualmente muerta. Aunque podían tener una apariencia externa de religiosidad, sus obras no eran sinceras ni agradables a Dios.
Este versículo nos enseña la importancia de mantener una fe viva y obras sinceras delante de Dios. No basta con tener una apariencia religiosa o una reputación de ser una iglesia activa, sino que es necesario que nuestras obras sean perfectas delante de Dios. Esto implica que nuestras acciones deben estar en línea con la voluntad de Dios y ser motivadas por un corazón sincero y entregado a Él.
La exhortación de Jesús a ser vigilantes también nos recuerda la importancia de estar alerta y no descuidar nuestra relación con Dios. La iglesia de Sardis había perdido su fervor y se había vuelto complaciente, lo cual los llevó a la muerte espiritual. Por lo tanto, debemos estar atentos a no caer en la rutina o en la indiferencia espiritual, sino que debemos mantenernos despiertos y activos en nuestra fe.
En resumen, el versículo Apocalipsis 3:2 nos enseña la importancia de tener una fe viva y obras sinceras delante de Dios. Nos exhorta a ser vigilantes y a fortalecer lo que aún nos queda, para evitar caer en la muerte espiritual. Es un recordatorio de la necesidad de mantener una relación íntima con Dios y de vivir de acuerdo a Su voluntad.